Analizando el slogan “Palestina Libre”

06/Jul/2021

Por Stewart Weiss (Jerusalem Post). Traducción libre: Gabriela Fridmanas

Por Stewart Weiss (Jerusalem Post)

Traducción libre: Gabriela Fridmanas

Como judío, como israelí y como ser humano decente y moral, no puedo suscribir la ideología genocida que se esconde tras el eslogan aparentemente justo, pero perversamente engañoso, de “Palestina libre”. “Palestina libre” es la versión abreviada de “Palestina será libre, desde el río hasta el mar”, que, a modo de amenaza, es el código para declarar que su futuro estado, desde el Jordán hasta el Mediterráneo, estará libre de todos los judíos. Crédito foto: Clodadh Kilcoyne/Reuters. (cartel desplegado en Windsor Park de Belfast durante un amistoso de fútbol entre Irlanda del Norte e Israel, 11 de setiembre de 2018)

Al haber pasado la primera mitad de mi vida en Estados Unidos, crecí con eslóganes y jingles. Y todavía se me quedan grabados, junto con sus pegadizas melodías. “¡Toma una Coca-Cola y sonríe!” me enganchó a las bebidas carbonatadas cuando era niño. “Snap, Crackle, Pop – Rice Krispies!” y “Breakfast of Champions” de Wheaties me seguían cada mañana a la mesa del desayuno, mientras que “Plop, plop, fizz, fizz; oh what a relief it is” me llevaba a Alka Seltzer cuando comía demasiado.

Manteniendo el kosher, nunca lo hice “a mi manera”, como prometía Burger King, pero creo que Nike estaría de acuerdo en que decidí “¡simplemente hacerlo!” (Just Do It) cuando hice aliá.

Los eslóganes no sólo venden productos, también pueden tomar una idea, una empresa, una causa o incluso un país y sintetizarlo en unas pocas palabras esenciales.

Desgraciadamente, Israel nunca ha dado con un eslogan propio y único, a pesar de haberlo intentado con ahínco. Por ejemplo se intentó imponer como slogan: “Israel es real”, slogan que es bonito, pero demasiado cursi.

Los palestinos, por el contrario, han popularizado como slogan, la expresión “Palestina libre”, y hordas de manifestantes en todo el mundo, gritan el slogan en cada oportunidad que se les presenta, aunque la mayoría de ellos no tenga ni idea de dónde encontrar esa supuesta Palestina en un mapa.

Tampoco entienden que el nombre fue acuñado por los griegos en el siglo V a.C. e impuesto a la fuerza por el emperador romano Adriano, que trató de cortar la conexión de los judíos con nuestra patria histórica. También ignoran convenientemente el hecho de que entre los primeros palestinos auténticos hay judíos que nacieron aquí antes de que Israel se convirtiera en un Estado, como el difunto Isaac Rabin y los antiguos rabinos principales Yakov Meir, Ben-Zion Uziel y Mordechai Eliyahu, todos ellos nacidos en Jerusalén antes de 1948.

“Palestina libre” es la versión abreviada de la frase convertida en amenaza: “Palestina será libre, desde el río hasta el mar”, que por supuesto es el código para declarar que su futuro estado, desde el Jordán hasta el Mediterráneo, estará libre de todos los judíos. No se trata de una paranoia mía; Mahmud Abbas y, desde luego, los dirigentes de Hamás han dicho abiertamente a sus interlocutores estadounidenses y europeos que, en cualquier acuerdo futuro, su territorio será completamente libre de judíos (“judenrein”).

Así que, como judío, como israelí y como ser humano decente y moral, por supuesto que no puedo suscribir la ideología genocida que se esconde tras el eslogan aparentemente justo, pero perversamente engañoso, de “Palestina libre”.

Pero la frase me parece interesante y tengo algunas respuestas al respecto.

El “Free” de “Free Palestine” no es sólo un verbo, (liberar) sino también un adjetivo (libre).

Nada -al menos nada de valor duradero y verdadero en este mundo- significa mucho si viene gratis. Hay que trabajar mucho y duramente para conseguir las cosas que uno aprecia y que realmente quiere lograr en la vida; si te las dan en bandeja de plata no son más que cáscaras huecas que invariablemente se desmoronarán.

Los palestinos ponen su mano su mano para recibir aportes de todos los benefactores, presentándose como víctimas desventuradas e indefensas que no pueden valerse por sí mismas. Así consiguen miles de millones de dólares libres, sin restricciones, que se vierten anualmente en las arcas palestinas, provenientes de individuos, instituciones y gobiernos de todo el mundo, mientras los palestinos continúan concentrados en gritar por justicia, culpando a todos los demás por sus problemas y fomentar los actos de terror.

¿Saben qué? Los judíos tuvimos una tarea mucho más difícil por delante cuando establecimos este país. Un tercio de nuestro pueblo había sido asesinado, éramos atacados constantemente por nuestros vecinos y pocas naciones estaban dispuestas a apostar por nuestra supervivencia. La pobreza era galopante y las condiciones de vida primitivas.

Pero había que drenar los pantanos, limpiar los campos de rocas y cultivarlos, construir carreteras y educar a los niños, así que dejamos de quejarnos y nos pusimos a trabajar. Y construimos -desde la base- un magnífico país, ejemplo de Medio Oriente y el mundo entero.

Irónicamente, somos el modelo que ustedes, los palestinos, deberían emular, no demonizar.

“Free”, “Gratis”, no estaba en nuestro vocabulario y no debiera estar en el vuestro pues lo gratis a veces sale caro.

Pero también acepto que el “Free” de su eslogan, aplica para el verbo “Liberar”, sólo que lo están mal enfocando. En efecto, hay que liberar a Palestina, pero no de los judíos ni de Israel. Debería, el pueblo palestino, ser liberado de vuestros “líderes” despóticos, tiranos y egoístas, que los mantienen cínicamente en un cautiverio sin fin. Los encierran en míseros campos de refugiados para poder mostrarlos al mundo como víctimas, en lugar de permitirles vivir en una vivienda digna. Los forma y llena la cabeza haciéndoles creer que la violencia y el derramamiento de sangre son vuestros únicos caminos hacia la libertad y la dignidad. Los envían a misiones terroristas y los convencen de que la única manera de triunfar es haciendo daño a los demás, en lugar de ayudarlos a vosotros mismos.

Los mantienen cautivos en una prisión psicológica donde se denigra la vida y se glorifica la muerte.

Exaltan al shahid (al mártir que se inmola) en lugar de exaltar al médico, el científico, el profesor o el padre responsable en el que podrías y deberías convertirte.

Vuestra única esperanza, es liberarse de esos amos maliciosos, ejercer vuestra libre elección y buscar un camino de paz y compromiso, en lugar de la guerra y el odio eternos. Pero no será fácil, y ciertamente les ayudaría tener un eslogan poderoso, uno que energice la causa y dirija la energía de vuestro pueblo palestino.

Entonces les sugiero tomar prestada una de nuestras frases favoritas, conocida como la “Regla de Oro” del judaísmo:

“Lo que es odioso para ti, no lo hagas a tu prójimo”.

El autor es director del Centro de Extensión Judía de Ra’anana. jocmtv@netvision.net.il